Pueblos abandonados que merecen un viaje

El entorno que rodea a muchos de esos pueblos que tuvieron calles llenas de vida en las que ahora solo se escucha el silencio tiene algo de especial que atrapa a muchos viajeros. Y es que a pesar de que el tiempo se detuvo en ellos hace años, siguen ejerciendo cierto hechizo. Entre otras razones, porque en los pueblos abandonados aún se puede jugar a adivinar su historia visitando lo que queda de ellos.

Algunos se encuentran en enormes horizontes prácticamente vacíos en los que nos aguardan tesoros que hablan de un pasado muy diferente; otros resisten casi escondidos entre montes y barrancos, perdidos en medio de la naturaleza. Visitarlos, y hacerlo en nuestra autocaravana, es un privilegio con el que no todos cuentan. Estos son algunos de los pueblos abandonados que se resisten a caer completamente en el olvido:

  • Belchite (Zaragoza)

Pueblos abandonados, Belchite - Erwin Hymer Group IbéricaEs seguramente el pueblo “fantasma” más famoso de la península, y se encuentra al lado de Belchite nuevo, el que se construyó después de que este quedara destruido tras una batalla de la Guerra Civil. Esas mismas ruinas siguen mirando al visitante de frente, mostrando que antes de la contienda eran miles los vecinos que vivían aquí.

Ahora, el conjunto histórico se puede descubrir a través de visitas guiadas diurnas y también nocturnas. Aún quedan en pie el arco de la villa y el arco de San Roque, algunas fachadas de viviendas en ladrillo y adobe, el convento de San Agustín, la iglesia de San Martín de Tours, el Convento de San Rafael y la Torre del Reloj, único resto de la antigua iglesia de San Juan.

  • Opio (Burgos) 

Llegar a este pueblo que se esconde en el Valle de Mena, en el interior de un bosque, es ya toda una experiencia. Como adentrarse en la nada. Hace ya unos años que se marchó de Opio su último habitante, y ahora solo quedan en pie algunas casas que dan fe de que allí, hace no tanto, hubo vida. La iglesia de San Bartolomé y el propio entorno, rodeado de naturaleza virgen, merecen una visita.

  • Aldealcardo (Soria)

Pueblos abandonados, Aldeacardo - Erwin Hymer Group Ibérica

La provincia de Soria es una de las que ha vivido más de cerca la despoblación, especialmente en zonas como las Tierras Altas de Soria, en el altiplano numantino, donde los vecinos son un bien escaso. Un ejemplo de ello es Aldealcardo, cuyos últimos vecinos cerraron la puerta del que fue su hogar en 1972.

A pesar de que ahora no cuente con ningún residente, a su manera sigue teniendo vida por la vegetación que va ganando terreno a lo que fueran edificaciones, formando estampas que hechizan a muchos viajeros. Uno de los edificios que aún se mantiene a la vista de los visitantes es la iglesia. Si te interesa, puedes saber más sobre las Tierras Altas de Soria aquí.

  • Morcat (Huesca)

Pueblos abandonados, Morcat - Erwin Hymer Group IbéricaEn la comarca del Sobrarbe, los últimos vecinos dejaron Morcat, en el municipio de Boltaña, hace ya casi medio siglo. Hoy pueden verse las casas deshabitadas de este pueblo, que se mantienen escalonadas en pendiente en lo alto de un monte con unas vistas magníficas al Pirineo Central. Desde el campanario de la iglesia románica de Santa María antes se  podía ver el castillo de Morcat, del que apenas queda nada. Aún así merece la pena dar un paseo y observar las ruinas que se mantienen en pie, como las de Casa Juste, que conserva el lavadero, la pila y el pozo.

  • Gallicant (Tarragona)

Uno de los pueblos con más historia de la tarraconense Comarca del Priorat es Gallicant, que se encontraba en el camino romano hacia Vic. Desde hace más de medio siglo, cuando sus vecinos se fueron marchando a ciudades o a otras localidades mejor comunicadas y a las que llegara la electricidad,  el pueblo empezó a  cerrarse y muchas de sus casas, con más de dos siglos, comenzaron a caerse. Aún se mantienen en pie parte de sus ruinas, pero lo mejor de este aislado rincón del municipio de Arbolí son las vistas al monte Gallicant y al pantano de Siurana.

Bujalcayado (Guadalajara)

También la provincia de Guadalajara ha vivido su propio capítulo de despoblación, y muchas rutas pasan por algunos de esos pueblos que tienen muy pocos vecinos, o ninguno. Una de ellas recorre el entorno de Sigüenza, donde se encuentra Bujalcayado, en la comarca de la Sierra Norte de Guadalajara, donde aún se mantienen muchas de sus casas de piedra en pie. Desde la zona alta merecen la pena las vistas.

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