Conociendo los lagos de Baviera con una Niesmann Bischoff Arto 77 E
Entre esos viajes que no defraudan se encuentra la ruta de los lagos de Baviera, un trayecto con personalidad para descubrir la amable naturaleza del sur de Alemania.
Mapa de la Ruta en Google pincha aquí
No es extraño que sea uno de los lugares más reconocidos de Alemania. Lugar de residencia de deportistas famosos, celebrities y hombres de negocios que saben valorar la discreción.
Munich
Por supuesto que pasar un par de días en Munich, no está de más.
Sus cervecerías, sus museos son casi tan conocidos como la zona de aparcamiento en la Tylly Strasse, donde suele haber siempre alguna autocaravana. Aunque nos separan unos 180 kilómetros del inicio de nuestra ruta, merece la pena.
Posiblemente, un buen punto de partida para la región de los lagos será Lindau, una estupenda ciudad cuyo centro se levanta en una isla del lago Constanza, el primer elemento acuático de nuestro viaje.
Dicen que se trata de uno de los lugares más abiertos de todo el país, entre otras razones porque hace frontera con Suiza y Austria. Y con un simple paseo por su casco antiguo nos daremos cuenta de la hospitalidad de sus vecinos.
La costa azul alemana
Es aquí donde el río Rin entra con fuerza y atraviesa la ciudad para salir del lago en dirección al mar del Norte. A esta zona la llaman la costa azul alemana, y lo cierto es que derrocha glamour por todos los rincones, rodeada de puertos deportivos y mansiones lujosas.
Desde aquí nos dirigiremos hacia el lago Ammer, que se encuentra entre las ciudades de Herrsching y Dießen am Ammersee. Bañado por las aguas del río del mismo nombre, Ammer es un buen lugar para relajarse y desconectar de todo lo que suene a estrés.
Los paseos junto al lago, que antiguamente formaba parte de la ruta del comercio del ámbar, son un regalo para quienes disfrutan de entornos llenos de calma.
Después, un poco más adelante, habrá tiempo de descargar algo de adrenalina en el vecino lago de Starnberg, muy popular porque en él se practican deportes acuáticos de todo tipo.
Starnberger
Más de una decena de puertos deportivos donde atracan veleros rodean a Starnberger, que por eso es perfecto para los amantes de los deportes náuticos.
Si os gustan las panorámicas de película, las mejores vistas de este lago se obtienen en el mirador de los acantilados de Allmannshausen, donde hay una imagen extraordinaria de todo el entorno. Podemos aprovechar para darnos aquí un chapuzón, ya que en el lago podemos bañarnos, y es posible que nos encontremos a aficionados al submarinismo porque en sus aguas se practica con frecuencia.
Lago Staffel
Muy cerca encontraremos otro imprescindible de esta ruta, el lago Staffel, próximo ya a Murnau.
A lo largo de sus 8 kilómetros cuadrados se encuentran siete islas – una de ellas con castillo y capilla neorománica incluida – que hacen las delicias de los visitantes a este entorno de cuento, y es que el paisaje parece sacado de una película.
Quienes quieran estirar las piernas, encontrarán aquí varios senderos para explorar la zona que inspiró a artistas como Gabriele Münter y Wassily Kandinsky.
Lago Tegernsee
Estamos ya cerca del famoso lago Tegernsee, otro enclave privilegiado por sus paisajes. Aquí encontraremos varios balnearios para descansar además de pintorescos pueblos en los alrededores, como Tegernsee, Bad Wiessee, Kreuth, Gmund am Tegernsee y Rottach-Egern, que merecen una visita.
Las orillas de Tergernsee parecen el santuario de la eterna felicidad. Ni un bocinazo, ni un ruido que rompa la paz.
Gente guapa y elegante que disfruta de la buena vida. El pescadero ofrece las capturas del día del lago y el panadero vende su producción diaria orgulloso de su trabajo.
Por supuesto, todo el mundo recorre los caminos en bici y las autocaravanas disponen de sus propias zonas.
Una Niesmann + Bischoff merece un lugar así como base de operaciones.
Lago Chiem
Para cerrar el viaje aún nos quedan dos auténticas joyas: el lago Chiem, que en una de sus islas alberga el palacio de Herrenchiemsee, y el llamado lago del rey (Königsee), el preferido por muchos alemanes.
Entre otras razones, porque cobija la preciosa iglesia de Santa Bartholomä, a la que se puede acceder en barco. Una excelente forma de poner fin a este viaje acuático, que nos enseña la buena vida en Baviera.
