La perfilada de Carado en la costa de Cádiz: Un viaje por la costa de Cádiz, conociendo sus pueblos, playas y calas, y disfrutando de su gastronomía.
Es una experiencia que todo veterano del mundo del caravaning recomienda con los ojos cerrados.
Para empezar, por un paisaje perfecto para los que disfrutan de un mar con mayúsculas, junto al que podemos acostarnos y levantarnos.
Pero también porque a esta provincia, a un tiro de piedra del continente africano, la hacen muy especial sus gentes, sus costumbres y su cultura.
De hecho es una estupenda anfitriona que da una calurosa bienvenida a todo visitante.
Se disfruta especialmente en autocaravana porque Cádiz es un buen lugar para la improvisación, y la gran cantidad de áreas para autocaravanas con unas vistas estupendas lo ponen aún más fácil: encontraremos áreas y parkings para autocaravanas en Sanlúcar de Barrameda, Chipiona, El Puerto de Santa María, Cádiz, Barbate, Bolonia, Tarifa…
Si además podemos viajar en una perfilada de Carado en la costa de Cádiz, tan aerodinámicas que ni siquiera el fuerte viento gaditano será un estorbo, la experiencia no podrá ser más completa.
Sanlúcar de Barrameda
Comenzaremos nuestro viaje en Sanlúcar de Barrameda, donde nos aguardan muchas sorpresas aparte de sus famosos langostinos.
Sus paisajes, en un lugar privilegiado de la costa frente al Parque Nacional de Doñana, son uno de sus alicientes.
Además de pasear por las playas en la que cada año tienen lugar las famosas carreras de caballos que comenzaron en el siglo XIX, el casco histórico tiene una buena visita, de esas en las que se pierde la noción del tiempo descubriendo tesoros inesperados.
El Barrio Alto, con sus calles estrechas de blancas fachadas entre las que se descubren palacios como el de Orleáns y Borbón, junto a la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad, o el Palacio Ducal de Medina Sidonia, es un imprescindible.
Pero tampoco el Barrio Bajo, al que se accede por la Cuesta Belén, tiene desperdicio, con un dinámico mercado de abastos además de varios templos y conventos que se encuentran al paso.
Chipiona
Ya de nuevo en carretera, rodeados de un entorno de pinares junto al mar, pondremos rumbo a Chipiona, donde podremos disfrutar de sus playas y también del faro más alto de España.
Puerto de Santa María
Después seguiremos camino al Puerto de Santa María, la tierra de las bodegas y la buena gastronomía.
Allí nos aguardan el castillo de San Marcos, la iglesia de San Francisco, la Casa de los Leones, el Monasterio de la Victoria… Una larga lista de patrimonio monumental, además de varios museos que merecen una visita antes de continuar nuestra ruta hacia la capital, Cádiz.
Aquí hay que prepararse para hacer hueco en el estómago, porque es un pecado marcharse de esta animada ciudad sin el tapeo de rigor en clásicos que son todo un descubrimiento para los recién llegados, como la taberna de El Manteca.
Recorrer las plazas de la ciudad, en las que veremos impresionantes iglesias, la Catedral Nueva, museos y parques, es una buena manera de explorar esta localidad, en la que también es buena idea callejear y perderse sin saltarse imprescindibles como el castillo de Santa Catalina o el teatro romano.
Conil de la Frontera
A partir de este punto nuestra ruta nos llevará a playas completamente extraordinarias.
La naturaleza ha sido especialmente generosa en rincones como las Calas de Roche, un verdadero paraíso muy cerca de Conil de la Frontera, que es otra localidad que merece una buena parada.
Junto al faro siempre hay aficionados al autocaravaning y siempre podemos instalarnos en su camping también abiertos en invierno.
Barbate
Ya solo nos queda seguir disfrutando del Atlántico en playas con tanto encanto como Zahora o Caños de Meca antes de detenernos en Barbate para tomar un buen atún o lo que se tercie. ¡Alojarnos en su puerto deportivo es siempre una opción!
Zahara de los Atunes
Nos esperan todavía un poco más adelante Zahara de los Atunes, la preciosa playa de Bolonia, Valdevaqueros, Tarifa…, con su zona de Tarifuel …
En total, menos de 200 kilómetros en un gran viaje que siempre deja ganas de repetir.