El Tour sin pedales

Territorio para una Autocaravana

Ascender los puertos míticos del tour de Francia con nuestra autocaravana es una de las propuestas más atractivas para todo el que disfruta de unas buenas vistas rodeadas de naturaleza. Porque aunque hallamos visto decenas de veces en la tele los paisajes que los ciclistas van dejando atrás, no hay nada como disfrutarlo en directo.

Podemos empezar por la región de Aquitania, donde se levanta el majestuoso Col de Aubisque a unos 1.700 metros. Se trata de un puerto tan exigente como original que deja a su paso algunos de los paisajes de montaña más fotogénicos del tour. Un trayecto de unos 17 kilómetros repleto de  curvas duras para los ciclistas profesionales,  que sin embargo en autocaravana se disfrutan como un genial regalo.

Algo parecido a lo que encontraremos en el punto más famoso del tour, Tourmalet, también llamado el camino del mal retorno. Una subida de más de 2.000 metros que no podemos perdernos si queremos conocer las entrañas de esta prueba ciclista. Además, ese trayecto nos dará la posibilidad de acercarnos a pueblos de montaña con mucha personalidad como los que ocupan el valle del Barèges. Y no solo eso sino que también tenemos a un paso la estación de La Mongie, perfecta para esquiar en invierno y recorrer en bicicleta en verano.

A apenas unos kilómetros encontraremos otros de los puertos del Tour que no podéis pasar por alto: Col d’Aspin, 12 kilómetros y 1.500 metros de altura dignos de quienes buscan unas vistas inmejorables de zonas arboladas que dan paso a amplios valles. Ha formado parte del tour en 66 ocasiones, y tiene razones para ello. Fue aquí donde hace más de medio siglo, en 1950, los líderes de la prueba en aquel momento, Gino Bartali y Fiorenzo Magni, tuvieron un altercado en la cima y abandonaron el tour. Pero además de por la polémica, este punto se recuerda por las maravillosas panorámicas a las que podréis asistir desde la cima.

Azet y Portillon

Más al sur se sitúa nuevamente el Col d’Azet, otro puerto de montaña rodeado de colinas y naturaleza. Es uno de los trayectos más espectaculares. A lo largo de él podréis ver lagos, picos a uno y otro lado de la carretera y mucho verde a vuestro alrededor. Encontraremos pendientes de impresión contra las que solo pueden los ciclistas muy experimentados, además de nuestra autocaravana.

Por último, no podemos olvidarnos de Portillon, seguramente uno de los puertos con menos altitud pero que al mismo tiempo proporciona las mayores satisfacciones. Entre otras razones porque a sus pies se asienta el Valle de Arán, un espacio natural para el que sobran las palabras. Mientras que al otro lado, en la frontera francesa, podemos visitar el pueblo de Bagnere de Luchon, un imprescindible. Nos esperan cascadas, riachuelos, abetos, castaños y coníferas en un entorno para el que no hay que olvidarse la cámara. De 10 y sin  sprint, con premio de la montaña.

 

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